Chileno al Frente de la IBA: Impulso para América Latina
Haciendo historia
Este 1 de enero del 2025 se ha hecho historia en el ámbito legal latinoamericano, ya que por primera vez, en los 80 años de la organización, Jaime Carey, presidente ejecutivo de Carey Abogados, fue nombrado como el presidente de la Asociación Internacional de Abogados (IBA, por sus siglas en inglés). Este logro representa un reconocimiento al talento y liderazgo jurídico de Chile, y una gran oportunidad para dar visibilidad a las prioridades y desafíos de América Latina en el escenario global.
Es importante para todo abogado chileno y latinoamericano entender lo que significa este éxito para el país, dada la importancia de la IBA, una de las organizaciones más importantes en el ámbito del derecho a nivel mundial. Fundada en 1947, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, su propósito principal ha sido el de promover el Estado de Derecho, la defensa de los derechos humanos y la cooperación entre profesionales del derecho en diferentes jurisdicciones en el mundo. A lo largo de sus casi ocho décadas de existencia, la IBA ha consolidado una red que incluye a más de 80,000 abogados y aproximadamente 190 asociaciones y colegios de abogados en más de 170 países.
La asociación desempeña un papel fundamental en la unificación de criterios legales y en el fomento de la cooperación internacional en cuestiones jurídicas, ayudando a enfrentar los desafíos globales con un enfoque colaborativo. Desde su fundación, ha trabajado activamente en la promoción de los derechos humanos, la modernización de los sistemas judiciales y el fortalecimiento de la ética profesional, consolidándose como una institución indispensable para la profesión legal.
Además, facilita la conexión entre profesionales del derecho de todo el mundo, promoviendo la colaboración en asuntos legales internacionales y el intercambio de conocimientos. Destaca como una plataforma clave para el desarrollo profesional, ofreciendo capacitaciones, seminarios y conferencias sobre temas legales contemporáneos y emergentes, permitiendo a los abogados mantenerse actualizados en un entorno legal en constante evolución. Su labor en áreas como la lucha contra la corrupción, el fortalecimiento de la ética profesional y la promoción de la justicia global la convierte en un referente esencial para el progreso del derecho a nivel global.
En este contexto de prestigio y relevancia, la elección del chileno Jaime Carey como presidente de la IBA marca un hito histórico. Carey es el primer chileno en liderar esta organización, y su mandato coincide con una época de cambios y retos globales en el ámbito del derecho. Carey cuenta con una larga trayectoria dentro de la asociación, habiendo ocupado cargos clave como el de presidente del Foro Regional Latinoamericano. Esta experiencia le ha permitido adquirir una visión amplia y estratégica de los desafíos que enfrenta la comunidad jurídica a nivel global.
En los 80 años de la existencia de la IBA, esta es la primera vez que un chileno es nombrado presidente de la asociación
Una asociación entre Chile e Italia
La presidencia de Carey también destaca por ser parte de una gestión compartida, algo inédito en la historia de la IBA. Junto con el italiano Claudio Visco, socio principal del bufete Lipani, Carey dividirá el mandato de dos años: liderará la asociación en 2025, mientras que Visco asumirá en 2026. Esta estructura colaborativa refleja la filosofía de la asociación: fomentar el trabajo conjunto, el intercambio de ideas y la cooperación internacional entre profesionales del derecho. En palabras de ambos presidentes, “la presidencia conjunta asegura orden, coordinación y continuidad, alineada con los principios fundacionales de la organización”.
La elección de Carey tiene un significado especial para América Latina, debido a que su liderazgo podría inspirar a más abogados latinoamericanos a involucrarse activamente en la IBA, enriqueciendo el debate internacional con perspectivas únicas y diversas. En su declaración oficial, Carey manifestó su intención de aumentar la visibilidad de América Latina en la comunidad jurídica internacional y de crear más oportunidades de interacción entre juristas de diferentes jurisdicciones. También señaló que desea fortalecer la presencia de la IBA en regiones como África y Asia, promoviendo un enfoque verdaderamente global y diverso.
Otro aspecto destacable de la presidencia de Carey es su enfoque en los derechos humanos y el Estado de Derecho. En colaboración con Visco, el chileno trabajará para reforzar la visión de los fundadores de la IBA, que busca promover y defender estos principios fundamentales en un entorno de cooperación global.
La significancia de que un chileno asuma la presidencia de la IBA también reside en el simbolismo de esta elección. Representa un reconocimiento al creciente protagonismo de América Latina en el ámbito jurídico internacional y refuerza la idea de que las soluciones globales requieren la participación activa de todas las regiones del mundo. Asimismo, pone de relieve el talento y la capacidad de los abogados latinoamericanos para liderar debates complejos y contribuir al desarrollo del derecho a nivel global.
La estructura de liderazgo compartido también ofrece una oportunidad única para que la IBA experimente con nuevas formas de organización y gobernanza. La colaboración entre Carey y Visco podría servir como un modelo para otras instituciones internacionales, demostrando que el liderazgo compartido puede ser efectivo para abordar los desafíos contemporáneos con una perspectiva más inclusiva y cooperativa.
El primer día del nuevo año se marca como hito en la historia del Derecho latinoamericano con el nombramiento de Jaime Carey como presidente de una asociación con tal historia y prestigio y que guía el quehacer de esta profesión.
Este cambio de liderazgo le da la oportunidad a estudios y abogados latinoamericanos en el ámbito internacional.
Es importante que asociaciones como la IBA se fijen en las situaciones y potenciales que se encuentran en continentes como America Latina, Asia y África, pues le permite al mundo legal expandirse más allá de lo que cualquiera podría imaginar
Ética: un compromiso con la sociedad
Llenando el vaso con experiencia
“La conciencia es como un vaso, si no está limpio ensuciará todo lo que se eche en él” (Horacio, poeta romano, Siglo I a.C.)
La ética desempeña un papel crucial en la profesión legal, funcionando como la base que sostiene la integridad, la justicia y la confianza en el sistema jurídico. Es por ello que su importancia no puede ser subestimada. Probablemente es una de las pocas profesiones en que hay Códigos de Ética que regulan normas de comportamiento de los abogados en todos los países y uno internacional, establecido por la International Bar Association: los “Principios Internacionales de Conducta para la Profesión Jurídica de la IBA”. Es un documento que establece principios éticos comunes para todos los abogados en el mundo, incluyendo temas de honestidad, integridad, confidencialidad, conflictos de intereses, intereses de clientes, honorarios, entre otros.
La ética es entonces un compromiso constante y fundamental para esta profesión, uno que se enseña desde la universidad y, como una reciente encuesta realizada por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile pone en manifiesto, la formación ética tiene una alta valoración entre estudiantes, egresados y académicos dentro de la carrera de Derecho, lo que subraya su papel indispensable en el desarrollo de futuros profesionales.
Uno de los aspectos más relevantes que muestra la encuesta es que un 98% de los participantes considera “muy necesaria” la formación ética para los abogados, cifra que asciende al 99% entre los egresados. Este consenso refleja un reconocimiento colectivo de que la ética es un componente esencial en la educación jurídica. No se trata solo de proporcionar conocimientos técnicos y habilidades legales, sino de formar profesionales capaces de tomar decisiones responsables en un entorno marcado por dilemas morales y conflictos de intereses. La ética, en este sentido, actúa como un puente entre el conocimiento jurídico y la práctica profesional, garantizando que los abogados están preparados para enfrentar situaciones complejas con integridad y sensibilidad hacia las necesidades de la sociedad.
Sin embargo, la encuesta también destaca una preocupación significativa sobre el estado del control ético en la profesión. Un 91% de los encuestados opina que este control está “poco resguardado” en Chile, lo que plantea serios desafíos para la regulación y supervisión de la conducta profesional. Este dato es particularmente alarmante, ya que pone en evidencia una brecha entre la formación ética y su aplicación en la práctica diaria. La ausencia de mecanismos efectivos para garantizar el cumplimiento de los principios éticos afecta la reputación de la profesión, y deteriora la confianza del público en el sistema de justicia.
Mantener un actitud profesional ética es un desafío constante, especialmente considerando las situaciones a las que se enfrentan los abogados
Relacionando ética y excelencia académica
El Decano de la Facultad de Derecho, Pablo Ruiz-Tagle, enfatizó la importancia de abordar estas debilidades. Según sus declaraciones, la institución está comprometida con una formación integral que priorice la excelencia académica, la ética profesional y la responsabilidad social. Este enfoque es fundamental para formar abogados que sean competentes técnicamente, conscientes de su papel como agentes de cambio y defensores de los derechos fundamentales. Sin embargo, el camino hacia un control ético más robusto requiere una colaboración estrecha entre instituciones académicas, organismos reguladores y el gremio jurídico en general.
La relación entre la ética y la excelencia académica también fue destacada en los resultados de la encuesta. La excelencia académica fue identificada como la principal fortaleza de la Facultad de Derecho, mencionada por el 23% de los encuestados, seguida por el pluralismo (22%) y el servicio público (16%). No obstante, también se reconoció la necesidad de fortalecer la formación ética, lo que refleja una comprensión clara de que ambos aspectos están interrelacionados. Una formación académica de excelencia no puede considerarse completa sin un componente ético sólido que prepare a los estudiantes para abordar los desafíos morales inherentes a la profesión.
Y mantenerla es también un trabajo constante, ya que como dice el proverbio: “una buena reputación toma años para construirse, y se destruye en un momento”, lo que en Derecho es especialmente cierto ya que su ejercicio involucra muchas situaciones difíciles e incluso moralmente desafiantes. Tal y como dice Horacio, hay que mantener un vaso limpio, para poder transmitir y demostrar los valores que permiten manejar con confianza pública y privada, los problemas que tan directamente afectan a las personas, como lo son los legales.
Los abogados son conocidos por ser carismáticos, por ser analíticos, por estar profundamente comprometidos con la defensa, la justicia y el cumplimiento de la ley, participan en trabajos pro bono, ofreciendo servicios legales gratuitos a quienes no pueden costearlo, por contribuir al servicio comunitario y a la educación legal, entre otros. Por mucho que esta encuesta presente las preocupaciones de estudiantes y académicos, también muestra cómo los futuros abogados valoran la ética de su profesión no sólo como una obligación profesional sino como compromiso con los valores que sustentan nuestra sociedad.
Aprender acerca de la ética es un proceso que empieza desde el momento en que un estudiante comienza a estudiar Derecho, y que se pone a prueba a través de su carrera profesional
El hecho de que profesionales y estudiantes expresen dudas acerca de la ética del Derecho indica problemas dentro del sistema, pero también indica que hay personas dispuestas a enfrentarse a esos desafíos.
La Educación Continua como Clave del Éxito
Aprendiendo y Adaptándose
En un mundo en constante cambio, donde las leyes, regulaciones y tecnologías evolucionan a un ritmo acelerado, la educación continua se ha convertido en un pilar fundamental para los abogados que desean mantenerse relevantes y competitivos en su campo. La práctica del derecho exige un profundo conocimiento de la ley y la capacidad de adaptarse a nuevas realidades y desafíos a una velocidad cada vez mayor.
Y para esto la educación continua, antiguamente una realidad para los académicos y profesionales que necesitaban especializarse en ámbitos específicos, es una herramienta cada vez más necesaria. Más aún debido a la naturaleza competitiva de esta profesión donde cualquier abogado sabe que, camarón que se duerme se lo lleva la corriente, como se dice popularmente.
Uno de los aspectos más relevantes de la educación continua es la adaptación a las nuevas tecnologías. En la actualidad, las herramientas digitales han transformado la forma en que se realiza la práctica legal. Desde la gestión de documentos hasta la investigación jurídica, los abogados deben estar familiarizados con software y plataformas que optimizan su trabajo. La formación constante les permite entender cómo utilizar estas herramientas de manera eficiente, y comprender las implicaciones legales de su uso, como la protección de datos y la privacidad, temas que están cobrando cada vez más relevancia en el ámbito jurídico.
Además, fomenta el desarrollo de habilidades interpersonales y de gestión que son cruciales para el éxito en el campo legal. La capacidad de comunicación efectiva, la negociación y la empatía son habilidades que se pueden perfeccionar a través de cursos y talleres.
Otro factor importante es la especialización. El mercado laboral actual demanda cada vez más abogados que tengan conocimientos específicos en áreas como derecho ambiental, derecho tecnológico, propiedad intelectual, entre otros. La educación continua permite a los profesionales profundizar en estas áreas, haciéndolos más atractivos para los empleadores y clientes. Un abogado especializado no solo es capaz de ofrecer un servicio más completo y de calidad, sino que también puede posicionarse como un referente en su campo, lo que a su vez puede abrirle puertas a nuevas oportunidades laborales y de negocio.
Mantenerse en este campo laboral tan competitivo requiere atención y actualización por parte de los profesionales, y la educación continua permite a los abogados actualizar sus conocimientos disciplinares y adquirir habilidades adicionales que son cada vez más valoradas en la práctica legal.
No hay tal cosa como conocimiento inútil cuando uno trabaja, todo tiene su uso.
Educándote de forma constante
Esta capacidad de integrar conocimientos y de hablar “idiomas interdisciplinares”, puede verse reflejada incluso en las series televisivas que muestran el campo laboral en el ámbito del Derecho. Como ejemplo dos de estas series populares: “How to Get Away with Murder”: donde Annalise Keating es una profesora de derecho y abogada defensora que utiliza habilidades de investigación académica y de estrategias que van más allá del ámbito legal, involucrando la psicología y la narrativa para solucionar sus casos y “Suits”, donde el personaje de Mike Ross, a pesar de no tener título de abogado, aporta a través de su memoria fotográfica y su capacidad de comprender el comportamiento humano (sociología y antropología implícitas como disciplinas).
Estos ejemplos son extraordinarios porque si bien son series ficticias, tienen en común una característica imprescindible del profesional contemporáneo: no hay tal cosa como conocimiento inutil. Estas series muestran la vida de los abogados en el desarrollo de sus carreras profesionales, y también destacan cómo las habilidades interpersonales y la comprensión del comportamiento humano y otras disciplinas complementarias o distintas, pueden ser cruciales para el éxito en la defensa de los casos. A través de estos personajes, se ilustra que ser un abogado efectivo en el mundo que vivimos, va más allá del conocimiento técnico del derecho; implica también la habilidad de conectar con otras disciplinas y diferentes profesionales y ser capaces de navegar por el complejo entramado de emociones, características y motivaciones que influyen en el sistema legal.
Por último, la educación continua es un compromiso con la ética profesional. Los abogados tienen la responsabilidad de ofrecer a sus clientes el mejor asesoramiento posible, y eso implica un esfuerzo constante por mantenerse informados y capacitados. La falta de actualización puede llevar a errores que afecten a clientes, y a la reputación del abogado y de la profesión en general. Al invertir en su formación, los abogados muestran su compromiso con la excelencia y la integridad, características que son esenciales para mantener la confianza del público en el sistema legal.
La educación continua es, más que una opción, una necesidad para los abogados en el actual mercado laboral. Las exigencias de un entorno cambiante, la necesidad de especialización, el desarrollo de habilidades interpersonales y la construcción de una red de contactos son algunos de los beneficios que se obtienen al comprometerse con el aprendizaje a lo largo de la vida. En un mundo donde el conocimiento es poder, los abogados que eligen no detenerse en su formación son aquellos que se posicionan mejor para enfrentar los desafíos del futuro y brindar el servicio que sus clientes merecen.
No solo se trata de temas técnicos, habilidades sociales también son muy importantes para cualquier abogado en todo ámbito.
No hay tal cosa como conocimiento inútil, todo tiene su uso y es importante para cualquier profesional estar dispuesto a escuchar y aprender acerca de lo que otros pueden enseñar.