La pregunta de los 4 días

Las circunstancias de una antigua idea


En 1926 Henry Ford, fundador de la compañía de Motores Ford, propuso la teoría de que sí las personas tenían dos días para descansar, su eficacia laboral mejoraría. Cuando se puso a prueba el concepto que ahora llamamos “fin de semana” fue un éxito, lo que hizo de esta jornada laboral de 5 días hábiles, una realidad extendida alrededor del mundo. A raíz de este éxito ya en 1950 se debatió la idea de expandir este periodo de descanso y transformar la semana laboral en una de 4 días en vez de 5.

Por supuesto esta idea no funcionó, pero si bien no se implementó tampoco fue completamente abandonada. Un estudio realizado por la empresa Gallup en el 2020 demuestra que de los 10.000 empleados que entrevistaron, un 5% trabaja en un horario laboral que se reparte en 4 días y tienen los otros 3 días libres. Aunque la cantidad de profesionales y empleados que trabajan en este sistema horario todavía es minúscula porcentualmente, el hecho de que se implemente y mantenga este sistema en algunos trabajos, después de todas estas décadas, prueba que el concepto tiene mérito en ciertos ambientes laborales.

Después de la pandemia y todos los cambios que se han implementado en el mundo laboral, esta posibilidad se ha vuelto a discutir, como una de las medidas para aliviar una serie de problemas que se han generado en especial con el teletrabajo que dicen relación con el mundo personal y el laboral y de los límites entre uno y otro. Sin embargo, este sistema, si bien puede hacer cumplir a un profesional el mismo número de horas en cuatro días que en cinco, presenta una serie de complejidades al momento de implementarlo, por lo que para nosotros la pregunta crítica es:

¿Este sistema puede implementarse en las oficinas de abogados?

Para responder esta pregunta primero debemos entender mejor, por qué este sistema de los 4 días de semana laboral está siendo reevaluado. Hay tres causas principales por las que volvió a la discusión:

  • El primer motivo que impulsó a esta idea fue la pandemia. Ante el encierro, los problemas de convivencia relacionados, la falta de actividades recreativas y los cambios radicales que tuvieron que realizar las empresas a sus modelos de trabajo, facultades e incluso responsabilidades surgió una necesidad consciente de profesionales y trabajadores de mejorar su calidad de vida y tener mayor tiempo personal. Este cambio en las prioridades hizo aumentar la disconformidad con los ambientes laborales y llevó a empleadores y empresas a discutir si la reducción de los días hábiles era posible e incluso buena y si podría ayudar a la aclimatación a este nuevo sistema.
  • La segunda causa, también derivada de la pandemia fue “La Gran Renuncia”. Este nombre fue el término que le dio el profesor Anthony Klotz de la Escuela de Administración en la Universidad de Londres a la renuncia masiva, en distintas partes del mundo y en diferentes tipos de trabajos, ocurrida el año 2021, por parte de trabajadores y profesionales. Los problemas esgrimidos para estas renuncias eran diversos, como: falta de satisfacción con sus empleos, preocupación por su salud debido al COVID-19, deseo de mejores políticas de trabajo a distancia entre otros. Este fenómeno, anticipado por el profesor Klotz, llevó a las empresas a tener crisis debido al aumento de renuncias alrededor del mundo y dado este fenómeno la idea de otorgar mayor tiempo de descanso surgió como medida de prevención y remediación de las capacidades de retención laboral tan puestas a prueba.
  • La tercera razón se originó enteramente en el teletrabajo. La falta de regulación, espacios habilitados y desconocimiento de formas de esta modalidad, llevaron a muchas dificultades por parte de los trabajadores y profesionales, para separar su vida laboral de su vida personal. De aquí surgieron innumerables problemas de salud mental y físico, problemas que contribuyeron en gran medida al fenómeno de La Gran Renuncia y que siguen siendo un obstáculo para muchos empleados y oficinas. Debido a esta falta de límite, varias empresas sugirieron que aumentar los días de descanso podría ayudar a estabilizar la situación y prevenir otros problemas que afectarían la eficiencia al momento de trabajar.

El concepto de la semana laboral de 4 días fue concebido en 1950 y, aunque no se estandarizó, sobrevivió hasta el presente

La decisión de las firmas

Estas causas, todas derivadas de la pandemia y su impacto en el mundo laboral, abrieron el debate de sí se debía implementar la semana de los 4 días hábiles, en forma global. Pero esa primera discusión transversal tiene evidentemente una serie de complejidades asociadas a cada caso y profesión, al momento de implementarse.

¿Es posible que este tipo de horario laboral ayude a equilibrar nuevamente la relación entre la calidad de vida y la eficacia en el trabajo, en el caso del mundo laboral del derecho? La respuesta a esta pregunta es complicada porque como todo método, tiene aspectos positivos, negativos, partidarios y detractores:

  • Aquellos que argumentan por sus méritos, señalan que reducir los días laborales puede mejorar aspectos como la calidad de vida y consecuente fidelidad de los profesionales con sus lugares de trabajo. Esto llevaría, de acuerdo con su opinión, a incrementar aspectos como la productividad, la rentabilidad, y el bienestar de los profesionales. También mayor tiempo personal puede ser invertido por los abogados en especialización e investigación que ayuden a desarrollar a la persona en su trabajo y como consecuencia a la empresa u oficina en la que trabajan. Además, señalan que el mayor equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo y a otras actividades, evita una serie de problemas relacionados al estrés y calidad de vida tales como el ausentismo laboral o problemas de salud mental y físico, entre otros. Finalmente ayuda con la flexibilización del ejercicio de la profesión.
  • Las personas que argumentan en contra señalan que el teletrabajo ya pone una distancia grande entre los profesionales y su ámbito laboral y más tiempo libre incrementa esta desconexión aumentando las posibilidades de movilidad laboral y los posibles problemas que produce la interrupción de casos y trabajos. Señalan que solo aceptar y organizar este sistema de trabajo requiere inversión financiera, administrativa y tecnológica que apoye a la empresa durante los días libres y en la coordinación, una inversión que muchas oficinas no pueden o simplemente no están dispuestas a arriesgar por un proceso experimental. Además, en particular  para  los abogados que trabajan en oficina, y que están involucrados en juicios (con plazos fatales) o en cierres de M&A’s, los períodos continuos de trabajo y que pueden incluir hasta los fines de semana, para poder dar solución en tiempo a un problema, son vitales. En ese caso perder un día de la semana es imposible. Por otro lado el ejercicio en tribunales por ejemplo, contempla jornadas, horarios y días definidos por el Poder Judicial y que son de una semana de 5 días trabajados complicando la coordinación de un día libre en ese período.

Es un tema evidentemente controversial, que tiene muchas incógnitas y falta de certezas. Un quiebre con la cultura actual, que supone que tanto tiempo libre no es crecimiento y calidad sino una expresión falta de compromiso e interés con el trabajo.

Los argumentos a favor y en contra todavía son generales y cuando se trata de implementación en el caso de los abogados que trabajan en una firma, son contrarios a la medida. Por supuesto que no todos los abogados trabajan en despachos y aquellos que lo hacen en otros ámbitos como las empresas, en sector público u otro, van a tener diferentes ventajas y problemas asociados.

Eso sólo confirma que es un proceso complicado, tan complejo como fue implementar la idea de Henry Ford en 1926, de un fin de semana. No es sólo tema de terminar con el trabajo el día viernes, aunque todos concuerdan que sería el día más elegido de la semana para no trabajar. El repartir las horas en cuatro días de la semana y coordinar trabajos de equipos que funcionen bien en menos tiempo, necesita un buen plan, mucho trabajo administrativo asociado al inicio y la adaptabilidad de los profesionales para solucionar los problemas que traerá a casos individuales. En países como Inglaterra, Nueva Zelanda y Chile el tema de la reducción semanal de horas laborales tiene altas posibilidades de ser implementado lo que deja a las oficinas con una decisión que tomar en cuanto a la repartición de esas horas y su flexibilidad. Los primeros estudios que den el salto a implementar la jornada de 4 días, flexibilizando el horario, sin duda serán las que se arriesguen más, pero también pueden cosechar los beneficios de un mejor reclutamiento de talento.

Debido a los cambios causados por la pandemia, las firmas se ven enfrentadas con una decisión

El sistema de los 4 días semanales laborales ha sobrevivido por décadas con la esperanza de ser la nueva norma. ¿Serán los cambios de esta década lo que cumpla ese sueño? Soló el tiempo lo dirá

 


Moda e Imagen: Representando al Abogado


El valor de la apariencia

“Una imagen vale más que mil palabras” … esta frase, que indica que ver algo, deja una impresión mucho mayor que oírlo. Cuando un paciente ve a una persona en bata blanca, confía su salud, diagnóstico y tratamiento a ella, entendiendo de inmediato que se trata de un doctor que sabe cómo ayudarlo. Un diseñador o arquitecto se espera estén vestidos con ropa vanguardista y a la moda, representa conocimientos de nuevas tecnologías y tendencias. En cuanto a los abogados es especialmente importante dar sensación de seguridad y privacidad, debido a que lidian con información confidencial, problemas y objetivos de personas, empresas y entidades en múltiples planos y aspectos. Es así como el traje formal para los profesionales legales se transformó en sello y en imagen de trabajo serio y productivo dando la impresión de que el profesional que lo usa es la persona ideal para la defensa o trabajo requerido.
Los abogados han comenzado un debate acerca de sí el actual código de vestimenta sigue siendo tan necesario como antes y sí los beneficios que conlleva son justificados o incluso existen en el escenario actual.
Este cambio que se ha ido gestando a lo largo de este último período se acentuó fuertemente después de la pandemia. Para verificar esta tendencia, Work On Law, realizó una encuesta referida al tema y de los abogados que la respondieron el 70,5% afirmó que su oficina no tenía un código de vestimenta formal, mientras que sólo el restante 29,5% señaló que su oficina mantiene un reglamento específico al respecto.
Sin embargo, la mayoría de ellos tiene claro la obligatoriedad de un código formal de indumentaria en las Cortes de Justicia. Eso no ha cambiado y sigue siendo una parte importante de la imagen de los profesionales del derecho hacia sus clientes en estas instancias y formalidad requerida para litigar como parte importante de su desarrollo profesional.
La discusión principal se genera, no sobre si el código de vestimenta no debe ser administrado, sino sobre cuándo y dónde debe aplicarse.

Aquellos profesionales que siguen apoyando el uso de un tipo de indumentaria formal de modo permanente, dan como argumentos principales para fundamentar su decisión:
• La relación directa con la importancia que los clientes le dan a la imagen que tienen de los abogados. Sostienen que la formalidad en su imagen les ayuda a acercarse a ellos y a generar una relación de confianza y por lo tanto a conseguir mayor cantidad de casos y clientes que representar.
• La reputación de la imagen profesional como grupo, lo que se aborda desde dos puntos de vista: primero como imagen de unidad de un estudio en que todos sus profesionales, no importando la especialidad que ejercen, abordan el trabajo de forma profesional y responsable y lo representan a través de ese tipo de vestimenta e imagen. En segundo lugar, se aborda el tema como grupo disciplinar, indicando que la percepción generalizada y transversal, tiene que ver con un tipo de vestimenta específica, igual en todas partes del mundo y definitivamente formal.
Por el otro lado aquellos que no están a favor de mantener un código de vestimenta tienen sus propios argumentos acerca de porqué un estándar estricto en este tópico no ayuda a los profesionales:
• Refieren que el teletrabajo ha reducido el contacto directo con el cliente y esta nueva modalidad ha bajado el impacto específico de la ropa en la imagen, volviendo obsoleto el código relacionado a este punto. También argumentan que poner el foco en la apariencia del abogado, produce un efecto secundario: se prioriza una manera de vestir a la real capacidad del profesional para asumir la tarea.
• En segundo lugar, afirman que la confianza hacia los profesionales dada por los empleadores fomenta un mejor trabajo y desarrollo profesional. Esto incluye la forma de vestirse y de mostrarse como cada uno es y se percibe, sin que esto se transforme en reflejo o juicio de la eficiencia y calidad del trabajo que realiza.

La reducción en el uso de vestimenta obligatorio resultó en un debate acerca de su importancia


Hay muchas opiniones acerca del código ¿Quieres añadir tus experiencias? Cuéntanos como crees que va a evolucionar la moda laboral

Una decisión con varías alternativas

A pesar de estas diferencias y la marcada existencia de estos dos grupos, un 75,8% del total de encuestados cree que debe haber cambios en la forma de aplicación de este código. Hacen notar que la forma actual se ha vuelto rígida hasta el punto de ser poco práctica, por lo que se debe flexibilizarse para permitir una mayor libertad a los profesionales. Muchos de ellos, remarcaron que elementos como la corbata, ya no era necesaria para el día a día. Y definitivamente la opinión general se mantiene firme en cuanto a que la vestimenta dentro de los tribunales debe permanecer formal como siempre.
Incluso dentro del segundo grupo, sólo el 16,8% opina que se debería remover el reglamento de tipo de vestimenta en su totalidad. Sus opiniones apuntan a que actualmente se ha desarrollado una nueva clase de actitud de parte de empresas y clientes, una que valora más la aptitud y los resultados de un profesional que su apariencia. También hacen notar que muchas oficinas en el mundo están abandonando la norma y aquellos que no lo hacen están recibiendo críticas por la falta de capacidad para adaptarse, señalando que el abandono del código de vestimenta es un signo de los tiempos, casi inevitable.
Aun así, esta última no es una opinión popular. Cuando se le preguntó a los encuestados por la importancia del código de vestimenta en el ámbito profesional, con escala del 1 al 5 y donde el 1 representaba que no tenía ninguna importancia, el 3 dependiendo de la ocasión y el uso y el 5 representando una postura vital, el 41,3% votó por el 3, mientras que sólo un 8,9% eligió la opción 1.
Es evidente que no hay respuesta correcta o equivocada sobre el tema, sino que puntos de vista que dan cuenta de un período de cambio, en muchos aspectos dentro de los que también se encuentra la ropa que usa un profesional. Entonces debemos preguntarnos ¿Aplica para este tema el que una imagen vale más que mil palabras? O ¿Representa un caso en que la acción es más importante que la apariencia? Esto es algo que deben decidir las oficinas tarde o temprano. Es un aspecto más, que la fuerza de la pandemia impuso al ambiente legal, en la que como en muchos otros aspectos y profesiones, la uniformidad dejó de ser algo impuesto y las diferencias toman fuerza. Todo depende de la dirección a la que se quiera ir y cómo se quiera mostrar al mundo.

A pesar del debate acerca de su necesidad la mayoría de las oficinas concuerdan con que tiene varios beneficios

La decisión entre apoyar a la unidad del equipo o poner mayor confianza en los abogados no es una decisión fácil pero es una que los todas las empresas deberán realizar tarde o temprano.


El Viaje hacia un LLM: Una experiencia definida por el abogado

Una herramienta en un mundo competitivo


El mundo laboral actual, altamente competitivo, globalizado y con una creciente complejidad y especialización en diferentes temas, siempre busca a aquellos que están mejor preparados, tanto en experiencia como en conocimientos. Son los profesionales que se especialicen en ámbitos y particularidades de sus carreras los que puedan traer habilidades, conocimientos y práctica profesional que, de mejor manera, aporten al éxito de una oficina, empresa, fundación o cualquier otro ámbito laboral en que se desempeñe. Es por esto que, para quienes buscan o ejercen un trabajo, una preparación académica posterior a los estudios de pregrado, es una de las claves para poder distinguirse de su competencia, acceder a los mejores trabajos y atraer al mayor número de clientes y nuevos negocios.

Para el mercado laboral del derecho en todo el mundo, es el LL.M. – Legum Magister – o Masters Of Laws, el postgrado que demuestra capacidades y especialidades específicas aprendidas. Este postgrado es para el abogado, lo que el MBA es para los economistas. Una especialización que refiere en forma directa al ejercicio Legal. Hay ejemplos de Masters of Arts, que también pueden ser relacionados con el mundo del derecho, pero un LL.M. es siempre y claramente un postgrado para un abogado y el ejercicio de su profesión. Son estos magísteres, los que abordan las diferentes especialidades para el ejercicio legal o una especialidad general en Derecho y se dictan en casi todas las Universidades del mundo. Por esto, muchos abogados consideran la opción de estudiar un Máster en Leyes, o LL.M.

Pero tomar la decisión de cuál de ellos estudiar, no es simple. En primera instancia hay que definir cuál es el tema en el que cada profesional quiere obtener mayores conocimientos o si prefiere profundizar sus conocimientos en general. Además, es importante entender si se quiere ejercer en el mundo privado o en el público y cuáles de ellos dan mayores posibilidades en cada ámbito.

Después de esto, es muy importante revisar los focos que las diferentes Universidades nacionales o internacionales dan a esas especializaciones y el prestigio que la Institución tiene en el mundo del Derecho. A continuación, ver idiomas y requerimientos que se necesitan en cada caso y formas de financiamiento. Este último punto es probablemente uno de los más conflictivos en el momento de definir el estudio de postgrados. Sobre todo, en este momento en que las becas públicas y privadas son escasas y muy difíciles de conseguir. Hay empleadores que apoyan la especialización de sus empleados. Por diversas razones, tanto por temas de interés como por necesidades específicas y de diferentes maneras con tiempo o incluso con apoyo económico. Otro tema importante para tener en cuenta en el momento de la elección.

Muchos abogados que han realizado el LL.M., lo describen como un viaje, una experiencia llena de situaciones que hace crecer a una persona en muchos ámbitos más allá del profesional. Todos ellos entienden que, estudiar un Máster, no es un fin en sí mismo ni una garantía directa de conseguir un mejor trabajo, pero sin duda es una herramienta que da cuenta de un profesional intelectualmente motivado y con mayor preparación para enfrentar el trabajo que quiere. Esto sumado a un objetivo profesional claro, es evidentemente una ventaja competitiva.

Jaime Werner: Estudiar un LL.M te da la libertad para evaluar tu carrera. Te da una pausa para respirar y ver cómo quieres desarrollarte

Una experiencia definida por uno mismo

Tal es el caso de Alicia Undurraga, Head of Legal Chile de Anglo American, quien estudio un LL.M. de Derecho Internacional, Comercio Inversiones y Arbitraje con doble titulación en la Universidad de Chile y en la Universidad Ruprecht Karls de Heidelberg. Lo hizo con la intención de especializarse en inversiones. Su interés específico en ese ámbito era por la minería y las inversiones de recursos naturales en el mercado internacional. Por esto, decidió estudiar un programa con estudios en Chile y en el extranjero, ya que era el programa más específico en este tema y que daba mayor experiencia en inversión global en minería. Tema que en un país como Chile tiene gran repercusión tanto en el mundo público como en el privado.

De hecho, en el momento en que la profesional estudió este LL.M, trabajaba para el Ministerio de Minería, y en los períodos en que estuvo en Chile, continuó trabajando como parte de su forma de financiamiento.

A pesar de que trabajar y estudiar a la vez, es una experiencia demandante y cansadora, la abogada de la Universidad Católica, indicó que fue una experiencia vital para ella, ya que logró no sólo profundizar sus conocimientos en el tema que le interesaba, sino que también obtener una mejor y mayor perspectiva acerca de las habilidades y conocimientos necesarios para avanzar profesionalmente en esta área. Además, y muy importante, esta experiencia le dio la posibilidad de ampliar su red de contactos internacionales, con compañeros y profesores con las que se mantiene en contacto hasta el día de hoy en forma periódica.

La importancia de esta red de contactos y su impacto en el ejercicio profesional también la destaca el abogado Jaime Werner, Asociado Senior de Barros Silva Varela & Vigil. Su motivación era diferente, no quería especializarse en un ámbito específico, sino que prefería obtener conocimiento más profundo en diversos aspectos del ejercicio del Derecho.

Para esto eligió la prestigiada Universidad de Duke en Carolina del Norte, donde estudió su LL.M. Como parte de los requisitos de ingreso, muy altos en este programa, el abogado tuvo que preparar y dar, entre otras cosas, el TOEFL. La experiencia le mostró una forma muy diferente de aprender Derecho, donde se privilegia el método socrático, y se espera que los estudiantes vengan con la materia preparada, en base a bibliografía entregada. Esto es para que en clases se privilegie la discusión sobre la materia y puedan analizar y dar solución a casos y problemáticas presentadas. El programa tiene un enfoque práctico, con alumnos de muy diversos orígenes y distintos puntos de vista, lo que sin duda es una gran preparación el ejercicio profesional.

A pesar de todas las dificultades, que significa el traslado a vivir en otro país, el abogado califica esta experiencia como fundamental para su formación ya que, a su parecer, le mostró de forma mucho más amplia y profunda diferentes posibilidades de desarrollo que puede tener su carrera profesional. La malla flexible del programa de Duke le permitió personalizar sus estudios de acuerdo con sus intereses personales y enriquecer aquellos aspectos que quería profundizar en el futuro, tomando cursos prácticos como Negociación y otros cursos con estilo de seminario como In House Law Practice, que contaba con fiscales de algunas de las empresas más grandes del mundo (Coca-Cola, The Home Depot, etc.) como expositores.

Las experiencias que vivieron ambos abogados son distintas. Cada uno tuvo sus desafíos y objetivos. Sin embargo, en ambos casos las experiencias se describen como profundamente enriquecedoras más allá del título. Con herramientas como inglés técnico y aprendizaje bajo el método socrático, nuevas perspectivas o redes de contactos y especializaciones necesarias para el desarrollo del país y/o de nuevos negocios, en todo caso el crecimiento profesional y personal es un denominador común.

Todo esto lleva a la conclusión que comparten los abogados, que han realizado este postgrado. Tomar un curso de LL.M, sin importar la especialización, es un viaje que se debe considerar y una experiencia que puede marcar el resto de la vida de un profesional. El mundo laboral actual está definido por la competencia y si un abogado quiere sacar el mayor provecho de una herramienta que podría ayudar al resto de su vida profesional, debe planear no sólo el siguiente paso, sino el objetivo hacia donde este paso lo llevara.

Alicia Undurraga: Una de las partes más valiosas de la experiencia es la red de contactos. Yo me mantengo en contacto diariamente con mis profesores y compañeros.

Estudiar un LL.M es una experiencia que trae muchas recompensas, incluso si tiene sus propios costos. Pero eso es un tema para otro día......