Pioneras del Derecho: Las mujeres que dieron el primer paso
Honrando a las primeras
El acceso de las mujeres a la educación superior y al mundo profesional ha sido una una lucha ardua que, en muchos casos, tardó siglos en materializarse. El Derecho, como disciplina y práctica, fue uno de los campos donde la resistencia a la incorporación femenina fue particularmente fuerte, y lamentablemente en muchos casos sigue presentando desafíos para ellas actualmente.
En la apertura de este camino para las mujeres hubo pioneras valientes y decididas, que decidieron levantarse y desafíar las normas del tiempo, contra viento y marea y dejando una marca en la historia y en el desarrollo de esta disciplina para siempre. Es por esto que, con el Día de la Madre tan cercano, hemos decidido hablar de las primeras abogadas, “madres legales” de la historia por así ponerlo, aquellas que crearon un nuevo camino, con profesionales que trajeron oportunidades y justicia a incontables personas.
Los inicios de esta historia de exclusión de las mujeres en el mundo legal se remontan al mundo del Imperio Romano, antes del nacimiento de Jesucristo. En el año I A.C Gaia Afrana, esposa del senador romano Licinius Buccio, fue la primera mujer en dedicarse a la defensa de intereses ajenos, defendiéndolos y defendiéndose sin abogado frente a un pretor. Pero lamentablemente sus esfuerzos no sólo no se replicaron sino que resultaron en la elaboración de la Lex Afrania que le prohibiría a las mujeres ejercer como abogadas.
No sería hasta 1869 en que esta iniciativa la retoma en Estados Unidos Arabella Mansfield. Ella se convirtió en la primera mujer en recibirse de abogada en la historia moderna, en el Estado de Iowa y como la mejor estudiante de su curso. Pero no fue fácil, Mansfield tuvo que desafiar en la Corte a las normas establecidas que sólo permitía a los hombres blancos de “buena conducta moral” [Código de Iowa 114.2700 (1860)] presentarse al examen y ejercer. Su caso, determinación y capacidad, abrieron la posibilidad a una excepción, y este triunfo le permitió practicar el Derecho. Además terminó llevando a una modificación de la legislación de Iowa, para que las mujeres pudieran ser admitidas al colegio de abogados en igualdad de condiciones que los hombres.
Este caso se considera el ejemplo que detonó una serie de seguidoras para este difícil camino. Tal fue el caso en Chile donde la señora Matilde Throup se convertiría en la primera mujer chilena en obtener un título de abogada en 1892. Su logro fue particularmente significativo, ya que en muchos países de América Latina en el s. XIX, las mujeres ni siquiera tenían garantizado el acceso a la educación universitaria.
Por otro lado, casi en paralelo en México, María Asunción Sandoval de Zarco se convirtió en la primera mujer licenciada en derecho en 1897 y utilizó lo que aprendió para impactar de forma profunda el ámbito profesional de su país. Sandoval de Zarco no sólo ejerció la abogacía, sino que también abogó por los derechos de las mujeres y la igualdad educativa, anticipándose a los movimientos feministas del siglo XX en el país.
Un camino de mil pasos...
Las mil y una historias del mundo
Cruzando el Atlántico, en el Reino Unido, las mujeres enfrentaron estas barreras legales durante mucho más tiempo. Dos mujeres aparecieron durante este periodo y se convirtieron en pioneras del Derecho:
La primera fue Eliza Orme quien en 1869 fue la primera mujer en conseguir el título de abogada en Inglaterra, aunque no tenía la capacidad legal de ejercer como tal, tenía todas las credenciales y educación requerida después de estudiar en el University College London y tuvo que ejercer profesionalmente sin título y fue la primera mujer en realizar una ponencia en un congreso jurídico, titulada “La condición jurídica de la mujer en Inglaterra” (Chicago 1893).
La segunda mujer fue Helena Normanton, quien en 1922 se convirtió en la primera mujer en ejercer formalmente como abogada en Inglaterra después de la aprobación de la Sex Disqualification (Removal) Act de 1919. Se convirtió en la segunda mujer en formar parte del colegio de abogados de ese país, el 17 de noviembre de 1922, poco después de Ivy Williams. Además, fue la primera mujer en obtener el divorcio para una de sus clientes, la primera mujer en liderar la acusación en un juicio por asesinato y la primera mujer en llevar a cabo un juicio en Estados Unidos y comparecer en el Tribunal Superior y en Old Bailey. En 1949, junto con Rose Heilbron, fue una de las dos primeras mujeres Consejeras de la reina en el English Bar.
En Francia, Jeanne Chauvin hizo historia como una de las primeras mujeres en desafiar las estructuras jurídicas establecidas. Aunque obtuvo su doctorado en derecho en 1892, no pudo ejercer inmediatamente debido a las restricciones legales. No fue sino hasta 1900 que, tras intensas campañas de presión y cambios legislativos, Chauvin pudo prestar juramento y ejercer como abogada. También fue fundamental para la creación y aprobación de la ley que le otorgara a las madres solteras el derecho a buscar al padre y exigir la manutención de sus hijos.
También hay casos cuyo valor simbólico es impactante en este camino. Tal es el caso de Maria Otto en Alemania, quien en 1922 se convirtió en la primera mujer admitida como abogada en ese país. Una hazaña lograda en un contexto de grandes transformaciones sociales durante la República de Weimar. La participación femenina en el derecho alemán estuvo muy limitada antes de la Primera Guerra Mundial, por lo que su admisión simbolizó un cambio profundo en el acceso de las mujeres a las profesiones liberales.
Australia también cuenta con una pionera notable en Flos Greig, quien en 1905 fue admitida como la primera abogada en Victoria y, por extensión, en Australia. Su camino no fue fácil: para que pudiera ejercer, fue necesario promulgar una ley específica, conocida como Flos Greig Enabling Act.
En Japón, la entrada de las mujeres a la abogacía, fue mucho más tardía. La primera mujer en convertirse en abogada fue Ai Kume, quien obtuvo su licencia para ejercer en 1940. Japón, influenciado por un sistema social altamente patriarcal, había restringido históricamente las oportunidades profesionales para las mujeres. La trayectoria de Kume es representativa de un cambio social que, aunque tardío, comenzó a abrirse paso en el siglo XX con reformas educativas y legales.
Finalmente, en India, Cornelia Sorabji rompió múltiples barreras. En 1892, se convirtió en la primera mujer india en estudiar derecho en la Universidad de Oxford, aunque no se le permitió ejercer formalmente en Inglaterra ni en India durante varios años debido a las restricciones de género. Finalmente, en 1924, tras cambios legales, Sorabji fue autorizada a practicar derecho en la India británica, donde dedicó gran parte de su carrera a defender a mujeres y menores que no podían representarse legalmente por sí mismos.
Hay muchos más ejemplos que podríamos mencionar, Ascensión Chirivella Marín en España, Ekaterina Flerova en Rusia, Clara Brett Martin en Canadá, María Angélica Barreda en Argentina. Pero todas estas historias comparten elementos en común, a pesar de sus diferencias geográficas, de contextos culturales e históricos. Todas ellas tuvieron el valor de desafíar lo establecido, tenían la perseverancia de seguir adelante en un camino muy difícil, y tuvieron el compromiso para generar un cambio legal en cada uno de sus países a través de sus capacidades y carreras. El recorrido de estas pioneras nos recuerda que la lucha por la igualdad en el ámbito legal requirió valentía, perseverancia y pasión. Hoy que las mujeres ya son parte integral de la disciplina, transversalmente y en todos los cargos posibles, estos ejemplos siguen siendo una fuente de inspiración para todas las mujeres que desean hacer una diferencia en el mundo del Derecho y en la sociedad en general.
...Empieza con el primero.
Estas son solo algunas de las muchas historias de individuas que ayudaron a cambiar el mundo a través de su voluntad y valentía.