Un mundo globalizado


En un mundo tan globalizado como el actual, el ejercicio de las diferentes carreras está cada vez más definido por la capacidad de sus profesionales de establecer conexiones y relaciones entre diferentes países, culturas y personas. Esta comunicación global se hace cada día más cotidiana y necesaria. Y el mundo del derecho no es una excepción. Las firmas y grandes empresas que requieren de servicios legales firman alianzas internacionales y/o tienen sedes, negocios e incluso personal en países distintos a su lugar de origen. Ahí es donde entra una herramienta potenciadora, de creciente importancia en el desarrollo para los abogados: el inglés.

Las estadísticas muestran que este idioma es el más utilizado en el mundo de los negocios y en la mayor parte de los medios escritos, audiovisuales, bibliografía y publicaciones sobre temas y casos legales.

De acuerdo a Statista.com (sitio internacional especializado en estadísticas en 50 países) durante el año 2021, si bien el idioma inglés no era el que más parlantes nativos tenía, era sin dudas el más hablado en el planeta como segundo idioma con cerca de mil trescientos cincuenta millones de angloparlantes alrededor del mundo.

Varios estudios señalan que un creciente número de empleos piden inglés, mínimo un nivel intermedio de dominio del idioma. Este porcentaje llega en el 2021 a un 64%. De ese 64%, un 35% demanda inglés avanzado. Para comprobar el desarrollo de esa capacidad lingüística, hay en el mercado una serie de tests, con diferentes enfoques, desde académicos a profesionales, pagados o gratuitos, con o sin certificación. Entre ellos destacan el IELTS, TOEFL, TOEIC y Duolingo, entre otros.

Sin embargo, los abogados muchas veces no incluyen el aprendizaje del inglés y su certificación dentro de sus currículos como norma. A pesar de que este idioma es una herramienta que puede ofrecer variadas potencialidades, la tendencia es a estudiar este idioma y a hacer estas pruebas sólo como respuesta a un requerimiento específico y no a un desarrollo personal que enriquece y potencia el desarrollo profesional por las razones antes descritas. 

Esto probablemente se deba a que la situación del dominio del inglés, revela en este punto un problema que aqueja a muchos países de nuestra región. Aunque los sistemas educacionales invariablemente tienen algunos cursos de inglés, se realizan como complemento aislado y en forma muy básica, por lo que el dominio del idioma que la población tiene es pobre en un porcentaje significativo.

Si miramos los seis niveles de inglés que están acordados en la comunidad internacional, desde el A1 (el nivel más básico) hasta el C2 (el nivel más avanzado)podemos comprobar que, de acuerdo al estudio de la empresa chilena Políglota, el 72% de nuestra población no es capaz de hablar inglés más allá del A1. 

Education First (Mayor empresa de educación mundial de idiomas en el globo), realizó un estudio durante el año pasado que muestra una realidad aún más extrema en países como México donde los resultados mostraron que menos del 10% de la población puede hablar inglés a nivel A1, porcentaje que va incluso en descenso a lo largo de los últimos años. Statista.com estuvo de acuerdo con estas indicaciones como revela una investigación hecha el 2021 en la que se realizó una prueba para medir el nivel de inglés en varios países del continente americano. Esta prueba tiene un total de 800 puntos y obtener más de 550 puntos significa que el país posee un dominio avanzado del idioma, México terminó último en el promedio ponderado con un puntaje de 436. Además, demuestra una gran desigualdad entre las ciudades en la educación en este idioma, con más de 100 puntos de diferencia entre diferentes ciudades.

Education First también expone el caso de Colombia que, según los estudios del ranking sólo alcanza el puesto 17 de 19 países latinoamericanos donde testearon el nivel de inglés, el año 2020 y el puesto 77 de 100 a nivel mundial. El estudio hecho por Statista.com para evaluar el inglés de las distintas naciones en América demuestra que Colombia estuvo en el antepenúltimo lugar, superando sólo a Ecuador y México con un promedio de 465. 

Actualmente el 72% de la población chilena solo es capaz de hablar inglés a nivel A1

La educación: Parte del problema y clave para la solución

A pesar de estas conocidas estadísticas, los sistemas universitarios de estos países no han sido capaces tampoco de nivelar esta carencia y/o mostrar la importancia comunicativa y de manejo de información de esta herramienta. Las estadísticas muestran que los profesionales instruidos en el sistema de educación superior tienen un nivel bajo en el dominio del idioma. 

De hecho, los niveles declarados por los abogados registrados en Work On Law de variadas Universidades del sistema, son reflejo de esta realidad. Declaran que dominan inglés en nivel avanzado sólo un 27% de los postulantes, y los porcentajes promedio más bajos corresponden a aquellos que lo dominan a nivel básico que llega a un 7%, los cuales admitieron no poder ser capaces de mantener una conversación, y menos de un 2% de estos profesionales se declararon bilingües. Esto demuestra que, si bien las escuelas de Derecho dan acceso a algunos cursos de inglés, no hay un foco desarrollado en educación, en este ámbito.

Probablemente, es una combinación de todos estos factores la que lleva a que los abogados en su mayoría no inviertan tiempo en adquirir esta herramienta para potenciar su desarrollo profesional y expandir sus posibilidades laborales. La falta de uso práctico al tratar con legislación nacional y la falta de este foco en las instituciones educativas probablemente agravan la percepción de que el inglés es sólo un nicho especializado y no una habilidad de crecimiento. 

Para empezar, desde el punto de vista técnico el principal negocio para un abogado bilingüe está en el ámbito del derecho internacional. En el desarrollo de esta especialidad, un profesional ya no puede carecer de esta herramienta, dado que tendrá que estar al tanto de varias fuentes de información e interactuar con muchas personas con las que probablemente no va a compartir un idioma. Pero este punto de vista técnico no cubre todas las ofertas que un abogado puede recibir ni tampoco puede abarcar todas las oportunidades que un profesional en el ámbito legal puede obtener.

Una posibilidad obvia de especialización que requiere inglés es cursar un LLM. Los Másters en Leyes sólo se pueden considerar si una persona tiene un nivel avanzado en este idioma. Cualquier abogado que ha tenido la oportunidad de estudiar un LLM puede atestiguar que este postgrado tiene muchas especializaciones y pocas están relacionadas directamente con el ámbito legal internacional. Hay varias razones por las que un abogado querría estudiar un LLM, incluso si no está interesado en especialidades que necesiten otros idiomas, tales como mayores oportunidades de trabajo, la oportunidad de especialización en algún área o el desarrollo académico.

El uso del inglés tampoco está limitado al ámbito educativo. Como se expuso anteriormente la estadística de que el 64% de las empresas chilenas demandan cierto nivel de inglés de parte de los empleados también afecta directamente a los abogados, ya que muchas empresas requieren servicios o consejos legales que sólo un profesional bilingüe les puede dar, ya sea a través de la comunicación con los representantes de otras empresas o a través de la investigación e información de las leyes y/o empresas internacionales.

Nuestro mundo actual está definido por la interconectividad: entre los países, entre las culturas y especialmente entre las personas. Eso define potenciales y oportunidades en forma radical hoy en todos los aspectos y para todas las profesiones. El inglés como herramienta es una puerta que puede expandir los horizontes de todos aquellos que lo practiquen.

Es por esta misma razón que, aunque un profesional del derecho puede no estar motivado a aprender inglés aún, todavía existe la posibilidad de expandir sus habilidades y abrir nuevas puertas en un mundo interconectado y crecientemente demandante de profesionales bilingües.

El estudio de Education First revela que los niveles de inglés de México y Colombia son pobres y van en descenso.

Actualmente el 64% de los trabajos de calidad en Chile, y el 50% en México requieren inglés a pesar de la falta de conocimiento en el idioma.