Expectativas rápidas
El de hoy es un mundo vertiginoso, sin lugar a dudas. La tecnología que tantos avances y facilidades ha traído también ha transformado a las nuevas generaciones en personas acostumbradas a la inmediatez de respuesta, de acceso a información, resultados en la vida personal y laboral, y en todo aspecto posible. Los nuevos profesionales están acostumbrados a trabajar de manera rápida y conseguir resultados con velocidad similar, expuestos además a ejemplos de éxitos profesionales meteóricos a corta edad, relacionados con este enorme desarrollo tecnológico, como los de los “influencers”, el desarrollo de aplicaciones móviles, emprendimientos en tecnología Blockchain y criptomonedas, entre otros. Todos casos en que los profesionales involucrados son dueños, socios y ganan enormes sumas en poco tiempo.
Por otro lado, las nuevas generaciones valoran cada vez más, la calidad de vida y las habilidades blandas, por sobre el conocimiento disciplinar duro y el tiempo de calidad, para poder combinar sus carreras profesionales con tiempo familiar, para deportes y/o hobbies, etc.
Esto evidentemente choca con el desarrollo de una carrera profesional como el Derecho, donde la tradición es la de partir desde la base construyendo con muchas horas de trabajo y dedicación una carrera profesional basada en la adquisición de conocimientos y experiencias, antes del éxito personal y el tiempo libre…
¿Es entonces posible llevar esta inmediatez y exigencias de tiempo personal, al desarrollo de una carrera profesional? ¿En especial en carreras como el Derecho o la Medicina donde la experiencia es esencial para manejar y utilizar información y situaciones que afectan la vida y destinos de personas?
Es natural que en una sociedad que acostumbra a la gente desde muy jóven a conseguir resultados de manera rápida y efectiva ellos se formen expectativas de cómo su evolución profesional va a ser. Pero en razón a las exigencias y responsabilidades, esta inmediatez, puede ser un arma de doble filo, en especial en la relación de los jóvenes profesionales y las necesidades de sus clientes y empleadores.
Pues la inmediatez no es una moneda con una cara, y las expectativas no son una calle de una dirección. Para entender la inmediatez debemos analizarla desde ambos puntos de vista ya que los dos afectan la manera en que los abogados y sus necesidades laborales interactúan.
Por un lado tenemos a las expectativas de los estudiantes, de acuerdo con el informe Gen-Z: Now Influencing Today’s Law Firm Culture, elaborado por la consultora estadounidense Mayor, Lindsey & Africa, el 39% de los estudiantes de Derecho y el 30% de los abogados jóvenes buscan trabajar en firmas con una gran reputación. Esto es perfectamente razonable, pero los problemas empiezan a aparecer cuando la realidad de los sueldos va en consecuencia con la experiencia y para los nuevos profesionales sigue siendo el factor más relevante al momento de elegir un trabajo. Esto, combinado con las nuevas demandas por parte de los estudiantes de mayor disponibilidad de horas libres, frecuentemente resulta en que los jóvenes empiezan a rechazar, o ser rechazados, por estos estudios, debido a que no pueden llegar a un acuerdo.
Desde el momento en que aprendemos como leer y escribir herramientas como Google nos da acceso a información ilimitada lo que crea expectativas desde una edad temprana
Las dos caras de la moneda
El estudio de Mayor, Lindsey & Africa también explica que es esta confrontación entre los valores actuales de los profesionales y las firmas, lo que está causando que varios abogados jóvenes renuncien a sus trabajos. De acuerdo a sus investigaciones un 25% de los abogados que renuncian lo hacen debido a que no aceptan la enorme cantidad de horas de trabajo que se espera de ellos. Aunque el exceso de horario puede ser un problema, los otros porcentajes muestran una diferencia significativa entre las expectativas de estos abogados y la forma en que se trabaja en los estudios. Un 12% de los abogados deciden renunciar porque su trabajo no cambio a una modalidad híbrida, un 9% porque no había teletrabajo, un 21% comentó que ya no se alineaba con sus objetivos personales, un 17% sintieron que su empresa y/o estudio ya no se alineaba con sus valores y un 10% renunciaron porque sentían que había una falta de diversidad.
El mismo estudio indica que muchos estudiantes y/o abogados jóvenes no están interesados en cómo trabajar en firmas grandes apoyaría su Currículum, sino que creen que trabajar en estos lugares significa mejor sueldo y más beneficios. Aún con este dato, el informe indica que seis de cada diez estudiantes de Derecho o jóvenes abogados dicen que estarían dispuestos a reducir sus sueldos por más tiempo para ellos mismos o mayor flexibilidad en la organización de su trabajo.
Pero no es solamente un tema de los estudiantes y abogados, la inmediatez y necesidad de tiempo es una consecuencia de este mundo vertiginoso combinado con la eficiencia de las herramientas tecnológicas, incluyendo a internet, y esto ha afectado también a las empresas y a los estudios y produce choques con la manera de enfrentar y compatibilizar estas necesidades y expectativas de ambos lados.
Por otro lado, la inmediatez también ha producido expectativas enormes de rendimiento por parte de los empleadores. Esta presión por resultados instantáneos puede generar estrés y ansiedad entre los abogados jóvenes, llevándolos a sacrificar la calidad del trabajo en aras de la eficiencia. Además, la necesidad de resultados rápidos en responsabilidades nuevas puede causar que los abogados jóvenes tomen decisiones precipitadas o cometan errores costosos debido a su falta de experiencia. La falta de lo que un artículo en ELLE Magazine llama “tiempo muerto”, lo que describen como el tiempo que se toman para analizar el problema y conseguir una mejor solución, también afecta la calidad de su trabajo.
Uno de los ejemplos más notorios de cómo la inmediatez ha cambiado el ambiente laboral es el trabajo online, aunque sea algo deseado por los jóvenes profesionales. Este cambio ha llevado a que la separación entre las horas de trabajo y las horas de descanso se vuelvan borrosas, lo que ha causado no poco estrés, problemas psicológicos y conflictos entre colegas. Adicionalmente, la dependencia excesiva de la comunicación digital también puede dificultar la construcción de relaciones significativas con clientes y colegas, lo que a su vez puede afectar la calidad del servicio prestado.
Vivimos en un mundo y sociedad vertiginosos y acostumbrado a la inmediatez. Las noticias, que solían estar programadas en la mañana, al mediodía y a la noche, ahora están transmitiendo a todas horas. y la población crece y el número de profesionales y de competencia también. Esta realidad y consecuente presión por resultados, se ha traducido también para los empleadores en mayores demandas a sus profesionales, lo que empeora los problemas con las nuevas generaciones y sus expectativas. El cambio de forma y fondo de los jóvenes, es evidentemente uno que está produciendo cambios en el desarrollo de las carreras, pero que también debe adaptar sus expectativas, para no perder calidad y relevancia en su quehacer y resultados.
Los profesionales jóvenes demandan beneficios y las empresas demandan responsabilidades debido a las expectativas de la inmediatez
Aunque la inmediatez causa problemas, no es por sí misma un problema. Es una situación, el resultado de la adaptación a muchas herramientas que ayudan a todos los ámbitos laborales. Es por esto que también es necesario adaptar lo que esperamos de otros y mantener el equilibrio entre nuestros deberes y derechos.