Las consecuencias de la salida americana
Este tratado internacional sobre cambio climático fue negociado en la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP21) y firmado en diciembre de 2015 en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (UNFCCC). Es un esfuerzo colectivo para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2ºC respecto a niveles preindustriales y, preferiblemente, a un máximo de 1,5ºC. Con casi 200 países firmantes, su objetivo es comprometer a las naciones a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a través de planes nacionales que deben revisarse y actualizarse periódicamente.
Es un tratado jurídicamente vinculante que establece obligaciones claras para los países firmantes. Aunque permite que una nación abandone el acuerdo después de haber sido parte durante al menos tres años, este proceso tarda un año en hacerse efectivo. Durante ese tiempo, la participación en reuniones internacionales y las negociaciones climáticas continúan siendo posibles, lo que genera tensiones y ambigüedades legales.
Como tal acuerdo y en búsqueda de su objetivo, supone una serie de medidas que evidentemente afectan económicamente a los países firmantes y los obligan a adecuar procesos, lo que muchas veces interfiere con otras metas, como las económicas y de desarrollo. De hecho, las grandes potencias han tenido una historia difícil con su cumplimiento y por segunda vez en la historia del Acuerdo de París, EEUU tomó la decisión de salirse del tratado, una decisión que ha causado controversia y que puede tener repercusiones para todo el planeta.
La salida de EEUU debilita la credibilidad del tratado y pone en peligro su efectividad al eliminar esta responsabilidad de uno de los mayores emisores históricos de gases de efecto invernadero, con 6000 millones de toneladas de CO2, sólo superada por China, que acaba de suscribir el acuerdo.
Desde el punto de vista legal, también plantea interrogantes sobre cómo se seguirán manejando las obligaciones previamente adquiridas bajo el acuerdo y qué retrocesos supone esta salida para la meta planetaria. Los abogados dedicados a la sustentabilidad y al derecho internacional que representan a otros países o a organizaciones no gubernamentales preocupadas por el tema podrían argumentar que la retirada socava los principios de buena fe y responsabilidad compartida consagrados en el derecho internacional.
Esta potencia, al abandonar el esfuerzo conjunto necesario para parar el calentamiento global, impacta también a Estados, ciudades y localidades propias, ya que muchas de sus empresas han hecho esfuerzos relevantes por contribuir a esta tarea e incluso son ejemplos de esfuerzos exitosos para todo el mundo en este sentido.
El Acuerdo de París tiene casi 200 países dentro del tratado que ayudan a regular y bajar los efectos del cambio climático.
Adaptándose a una nueva realidad
De hecho, EEUU es un ejemplo notable de litigios climáticos en tribunales estatales, donde gobiernos locales y comunidades afectadas demandan a empresas contaminantes por daños derivados del cambio climático. Estos casos se apoyan en parte en principios establecidos por el Acuerdo de París, y su desvinculación podría complicar los argumentos legales en torno a la responsabilidad corporativa.
Una deriva evidente de esta salida podría ser la liberalización y consecuente incumplimiento de las regulaciones ambientales nacionales, ya que los gobiernos federales no tendrían que alinear sus políticas climáticas con los objetivos del Acuerdo de París. Esto podría desencadenar cambios en normativas clave, como la derogación de leyes que limitan las emisiones industriales, la producción de energías limpias o la conservación de ecosistemas críticos. Los abogados ambientales que representan a comunidades afectadas o que trabajan en iniciativas de energía renovable enfrentarán nuevos desafíos en un entorno regulatorio menos estricto. Por otro lado, también podría haber un aumento en la representación de Estados y ciudades que busquen implementar sus propias políticas climáticas más estrictas, generando un mosaico legal fragmentado y perdiendo fuerza colectiva.
La desvinculación de EEUU del Acuerdo de París también impacta a las empresas, particularmente aquellas que operan a nivel internacional. En un mundo donde los mercados se mueven hacia la descarbonización, las compañías estadounidenses podrían enfrentar barreras comerciales en países que exigen el cumplimiento de normativas alineadas con los objetivos climáticos, o aún peor, otros países podrían, so pena de perder negocios, seguir el ejemplo de esta potencia y abandonar el acuerdo.
Desde una perspectiva diplomática, está por verse cómo se reorganizan las fuerzas con otras potencias que podrían salir fortalecidas como China y la Unión Europea, que están avanzando en sus luchas contra el cambio climático. Esto podría generar nuevas alianzas internacionales y presiones sobre EEUU para que vuelva al acuerdo.
A pesar de esto, hay empresas estadounidenses que siguen con su intención de fortalecer medidas climáticas ambiciosas. Iniciativas como “We Are Still In” agrupan a una amplia coalición de actores locales comprometidos con los objetivos del Acuerdo de París, lo que genera un entorno legal complejo donde las normativas de cada Estado podrían chocar con las federales.
Esta decisión controversial, va a tener sin duda un impacto climático y legal muy fuerte en EEUU y en sus relaciones comerciales, internas e internacionales. Es una nueva realidad con obligación de quienes trabajan en el mundo legal, de estar atentos a cómo estos cambios afectan y atañen, además de cómo abren oportunidades laborales y de especialización. Sin uno de sus mayores exponentes, en el buen y mal sentido, este es un nuevo juego para el cambio climático, que nos afecta a todos.
Muchas organizaciones dentro de EEUU se mantienen fieles a los estándares del Acuerdo.
El Acuerdo de París es uno de los tratados internacionales más importantes en el ámbito climático, por lo que no se debe subestimar el efecto que la salida de Estados Unidos tendrá sobre la pelea contra el cambio climático.