Llenando el vaso con experiencia
“La conciencia es como un vaso, si no está limpio ensuciará todo lo que se eche en él” (Horacio, poeta romano, Siglo I a.C.)
La ética desempeña un papel crucial en la profesión legal, funcionando como la base que sostiene la integridad, la justicia y la confianza en el sistema jurídico. Es por ello que su importancia no puede ser subestimada. Probablemente es una de las pocas profesiones en que hay Códigos de Ética que regulan normas de comportamiento de los abogados en todos los países y uno internacional, establecido por la International Bar Association: los “Principios Internacionales de Conducta para la Profesión Jurídica de la IBA”. Es un documento que establece principios éticos comunes para todos los abogados en el mundo, incluyendo temas de honestidad, integridad, confidencialidad, conflictos de intereses, intereses de clientes, honorarios, entre otros.
La ética es entonces un compromiso constante y fundamental para esta profesión, uno que se enseña desde la universidad y, como una reciente encuesta realizada por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile pone en manifiesto, la formación ética tiene una alta valoración entre estudiantes, egresados y académicos dentro de la carrera de Derecho, lo que subraya su papel indispensable en el desarrollo de futuros profesionales.
Uno de los aspectos más relevantes que muestra la encuesta es que un 98% de los participantes considera “muy necesaria” la formación ética para los abogados, cifra que asciende al 99% entre los egresados. Este consenso refleja un reconocimiento colectivo de que la ética es un componente esencial en la educación jurídica. No se trata solo de proporcionar conocimientos técnicos y habilidades legales, sino de formar profesionales capaces de tomar decisiones responsables en un entorno marcado por dilemas morales y conflictos de intereses. La ética, en este sentido, actúa como un puente entre el conocimiento jurídico y la práctica profesional, garantizando que los abogados están preparados para enfrentar situaciones complejas con integridad y sensibilidad hacia las necesidades de la sociedad.
Sin embargo, la encuesta también destaca una preocupación significativa sobre el estado del control ético en la profesión. Un 91% de los encuestados opina que este control está “poco resguardado” en Chile, lo que plantea serios desafíos para la regulación y supervisión de la conducta profesional. Este dato es particularmente alarmante, ya que pone en evidencia una brecha entre la formación ética y su aplicación en la práctica diaria. La ausencia de mecanismos efectivos para garantizar el cumplimiento de los principios éticos afecta la reputación de la profesión, y deteriora la confianza del público en el sistema de justicia.
Mantener un actitud profesional ética es un desafío constante, especialmente considerando las situaciones a las que se enfrentan los abogados
Relacionando ética y excelencia académica
El Decano de la Facultad de Derecho, Pablo Ruiz-Tagle, enfatizó la importancia de abordar estas debilidades. Según sus declaraciones, la institución está comprometida con una formación integral que priorice la excelencia académica, la ética profesional y la responsabilidad social. Este enfoque es fundamental para formar abogados que sean competentes técnicamente, conscientes de su papel como agentes de cambio y defensores de los derechos fundamentales. Sin embargo, el camino hacia un control ético más robusto requiere una colaboración estrecha entre instituciones académicas, organismos reguladores y el gremio jurídico en general.
La relación entre la ética y la excelencia académica también fue destacada en los resultados de la encuesta. La excelencia académica fue identificada como la principal fortaleza de la Facultad de Derecho, mencionada por el 23% de los encuestados, seguida por el pluralismo (22%) y el servicio público (16%). No obstante, también se reconoció la necesidad de fortalecer la formación ética, lo que refleja una comprensión clara de que ambos aspectos están interrelacionados. Una formación académica de excelencia no puede considerarse completa sin un componente ético sólido que prepare a los estudiantes para abordar los desafíos morales inherentes a la profesión.
Y mantenerla es también un trabajo constante, ya que como dice el proverbio: “una buena reputación toma años para construirse, y se destruye en un momento”, lo que en Derecho es especialmente cierto ya que su ejercicio involucra muchas situaciones difíciles e incluso moralmente desafiantes. Tal y como dice Horacio, hay que mantener un vaso limpio, para poder transmitir y demostrar los valores que permiten manejar con confianza pública y privada, los problemas que tan directamente afectan a las personas, como lo son los legales.
Los abogados son conocidos por ser carismáticos, por ser analíticos, por estar profundamente comprometidos con la defensa, la justicia y el cumplimiento de la ley, participan en trabajos pro bono, ofreciendo servicios legales gratuitos a quienes no pueden costearlo, por contribuir al servicio comunitario y a la educación legal, entre otros. Por mucho que esta encuesta presente las preocupaciones de estudiantes y académicos, también muestra cómo los futuros abogados valoran la ética de su profesión no sólo como una obligación profesional sino como compromiso con los valores que sustentan nuestra sociedad.
Aprender acerca de la ética es un proceso que empieza desde el momento en que un estudiante comienza a estudiar Derecho, y que se pone a prueba a través de su carrera profesional
El hecho de que profesionales y estudiantes expresen dudas acerca de la ética del Derecho indica problemas dentro del sistema, pero también indica que hay personas dispuestas a enfrentarse a esos desafíos.