Usando la información


En el mundo legal, la información y la capacidad de manejarla son las claves para  mantener vivo el buen ejercicio de la profesión. Lo que distingue a los buenos abogados es su habilidad para manejar y seleccionar la información importante para el beneficio de su cliente y resultado de su caso. Pero si la información es el aire que respira el abogado en este ámbito, entonces su capacidad para comunicar es el agua que toma. El ejercicio del derecho no se limita solo a la aplicación técnica de normas, sino que también requiere una serie de habilidades blandas que potencian la efectividad de los profesionales en este campo. En este contexto, el carisma y la inteligencia emocional juegan un papel crucial en el manejo de la información y la interacción con clientes, colegas y el sistema judicial.

Tal es la importancia de la comunicación en esta profesión que una de las tramas más populares de muchas películas centradas en juicios es que un abogado/a sin experiencia o una persona que no tiene título de abogado logran ganar un caso apoyándose en su carisma. Por supuesto, estas películas son ficticias y pasan por alto elementos profesionales y técnicos vitales  para realizar una historia simple que sea atractiva como tal, pero presentan un argumento muy claro y real para los abogados. Aunque las habilidades duras como reunir y memorizar información, análisis, investigación y otras son muy importantes, habilidades blandas como la adaptación, la negociación y por encima de todo la comunicación son elementos que no se deben dejar de lado, ya que pueden significar la diferencia entre la victoria y la derrota de cada caso.

El carisma, por ejemplo, entendido como la capacidad de influir positivamente en los demás y generar una impresión duradera, es fundamental para un abogado que busca ser persuasivo en sus argumentos y relaciones. La persuasión es clave en cualquier área del derecho, ya sea en una negociación o en la defensa ante un tribunal. No basta con conocer las normas procesales o los precedentes legales; un abogado debe ser capaz de traducir esos conocimientos en un discurso claro y persuasivo que resuene con el público al que se dirige. Aquí es donde el carisma entra en juego: la capacidad de captar la atención y mantener el interés, de conectar emocionalmente con el jurado, medios de comunicación, o de presentar los hechos de una manera que facilite su comprensión es esencial.

Y el carisma no es solo una cualidad innata, sino que puede desarrollarse mediante la práctica de habilidades comunicativas, como el lenguaje corporal, el tono de voz y la capacidad para contar historias (storytelling). Los abogados que logran transmitir confianza y seguridad a través de su presencia física y su expresión verbal tienen una ventaja competitiva en un entorno donde la percepción pública es a menudo tan importante como la solidez técnica.

Todo abogado debe mantener un buen balance entre conseguir información y presentar la información si quiere ser exitoso

Comunicando a cortes, clientes y otros

Los abogados, además, pasan horas comunicándose con sus clientes, colegas y testigos. La relación entre el abogado y su cliente se construye sobre una base sólida de confianza y transparencia, y esta se establece a través de una comunicación clara. Un abogado debe asegurarse de que su cliente entienda las complejidades legales, las posibles consecuencias y las estrategias que se implementarán en su caso. En este ámbito, la inteligencia emocional, que implica la capacidad para reconocer, comprender y gestionar tanto las emociones propias como las de los demás, es esencial en el manejo de la información jurídica.

En el ejercicio del derecho, los abogados se encuentran constantemente con personas en situaciones de estrés, dolor o conflicto. La habilidad para leer estas emociones y responder adecuadamente es clave para ganar la confianza del cliente y ofrecer un asesoramiento más efectivo. Además, los abogados con alta inteligencia emocional suelen ser mejores en la resolución de conflictos, ya que pueden manejar las tensiones interpersonales con diplomacia y empatía.

La comunicación también juega un papel crucial en las negociaciones. Muchos casos se resuelven antes de llegar a juicio, lo que significa que los abogados deben negociar acuerdos, compensaciones o condiciones favorables para sus clientes. La capacidad de negociar de manera efectiva depende directamente de las habilidades de comunicación. Un mal manejo de la comunicación durante una negociación puede dar lugar a acuerdos desfavorables o incluso a la ruptura total de las negociaciones, lo que podría llevar a un costoso juicio para ambas partes.

Además, la comunicación efectiva entre colegas es esencial para el funcionamiento de cualquier estudio de abogados o equipo legal. En un entorno donde se gestionan múltiples casos complejos al mismo tiempo, es fundamental que la información se comparta de manera clara y oportuna entre todos los miembros del equipo. Los abogados deben ser capaces de delegar tareas, discutir estrategias legales y colaborar en la redacción de documentos. La falta de comunicación interna clara y efectiva, puede generar errores, malentendidos y en última instancia, afectar la calidad del trabajo legal que se ofrece a los clientes. 

La información que los abogados manejan es, en muchos casos, delicada y sensible. El carisma y la inteligencia emocional permiten procesar y transmitir esa información de manera que no solo sea entendida, sino también aceptada por las partes involucradas. La forma en que un abogado comunica hechos difíciles o maneja las expectativas de los clientes puede marcar la diferencia entre un cliente satisfecho y una relación deteriorada.

El desarrollo de carisma e inteligencia emocional no solo mejoran la capacidad técnica de un abogado, sino que también potencian sus habilidades interpersonales, lo que resulta en un ejercicio del derecho más humano y efectivo. Estas competencias permiten al abogado no solo ser un experto en leyes, sino también un profesional capaz de conectar con las personas a nivel emocional y psicológico, maximizando así su impacto en cada caso y mejorando significativamente su desempeño profesional.

Ya sea para la comunicación interna o externa todos los abogados usaran su carisma para conseguir el mejor resultado posible

Para cualquier abogado siempre es importante mantener un buen balance entre conseguir información, lo cual requiere habilidades duras, y comunicar la información, lo que requiere habilidades blandas.