Un derecho histórico


En nuestro mundo contemporáneo occidental el derecho a voto se considera un derecho adquirido y para una inmensa cantidad de votantes un “deber molesto”. Hay poca conciencia de la gran cantidad de años, evoluciones y luchas sociales y legales que se necesitaron para lograr el privilegio de una voz participativa en la elección de autoridades. Partiendo por el sistema democrático directo griego, que permitía votar sólo a ciudadanos hombres con voto decisivo, por lo que quedaba limitado a un puñado de personas selectas, pasando por el sistema del imperio romano, indirecto pero que por primera vez amplió a la elección por comicios y de cargos políticos, como los senadores como representantes para la toma de decisiones políticas, llegando recién en el siglo XIX a la introducción del voto secreto, para salvaguardar la libertad de votar por quien se quisiera. A finales del siglo XIX y principios del XX surgieron los sistemas de representación proporcional en respuesta a la necesidad de reflejar de manera más precisa la diversidad de opiniones y preferencias políticas en los órganos legislativos y recién en 1920 se empezó con la incorporación del voto femenino a los procesos electorales, para terminar con introducciones de diferentes variables locales en el siglo XX y XXI (como el sistema proporcional, mayoritario y de dos vueltas entre otros) y por supuesto la revolución del voto electrónico.

Estos sistemas electorales juegan un papel crucial en la formación de gobiernos democráticos, la representación y libertad de los ciudadanos y la estabilidad política de una nación. En la antigüedad, estos sistemas con grupos acotados de participantes requerían pocas normas que eran claras, determinantes y discriminatorias. Cuanto más evolucionaron y se masificaron más estrecha se hizo la relación de ellos con numerosas leyes y reglamentos, hasta transformarse en una organización donde, elecciones y sistemas legales son una unidad indisoluble y no se puede entender ni implementar, el primero sin un marco legal claro y extenso que lo norme. 

Aunque el concepto se introdujo antes del nacimiento de Jesús, la democracia como la conocemos no se formaría hasta el 1700 

Las leyes que le dan significado al voto

Las leyes electorales, definidas por la rama del Derecho electoral, norman el sistema electoral de cada Estado. Esto puede incluir sistemas como el voto mayoritario simple, la representación proporcional, el voto indirecto o preferencial, la distribución de escaños y representación, entre otros.   

También regulan quién tiene derecho a votar y los requisitos para registrarse como votante. Estas leyes pueden incluir requisitos de edad, residencia, ciudadanía y otros criterios que determinan la elegibilidad para participar en las elecciones. Asimismo regula los requisitos para los candidatos, condiciones para ser elegible y derechos y deberes con que cuentan durante esas candidaturas.

Además protegen el derecho al voto libre e informado, garantizando el derecho al voto de los ciudadanos y protegiendo contra la discriminación o la intimidación electoral, lo que puede incluir medidas para asegurar la privacidad del voto, la accesibilidad para personas con discapacidades y la prevención del fraude electoral.

Se encargan de la regulación de campañas y financiamiento político, regulando ingresos y egresos de las campañas políticas, los límites de gastos, la transparencia en el financiamiento y la publicidad electoral. Estas regulaciones buscan garantizar la equidad entre los candidatos y partidos y prevenir la influencia indebida del dinero y poderes de algún sector en la política.

Por último son las responsables de establecer procedimientos para la resolución de disputas electorales, incluyendo la revisión de resultados, el manejo de quejas y la celebración de nuevas elecciones en caso de irregularidades graves o empates técnicos.

Los sistemas de votación y cómo se norman son una parte basal de nuestra democracia. La Revolución Francesa en 1792 partió quitando el poder al rey y entregando el voto al pueblo, sin ley ni regulación sino sólo por derecho. El hecho de no tener un marco regulatorio claro permitió a Napoleón Bonaparte volver a establecer un poder absoluto, con él como emperador, destruyendo la primera república francesa, de la época moderna.

Así de importante y estructural es esta relación entre el sistema político amplio y su regulación. Lo que partió en la antigua Grecia como un sistema de organización netamente político-social, hoy es intrínsecamente legal también y es crucial que los abogados que se especializan en esta área tengan claridad sobre lo que sus conciudadanos consideran como sistema representativo, equitativo y justo y las leyes y Constitución que lo rigen.

La razón por la que Napoleón Bonaparte pudo reemplazar a la nueva democracia de Francia con una monarquía fue porque el sistema legal no estaba lo suficientemente solidificado

Aunque para algunas personas puede parecer "un deber molesto" el derecho a votar es la culminación de cientos de años de desarrollo político y de varios conflictos.