Un debate histórico


El 29 de enero del año 1985 en Chile, Jorge José Sagredo Pizarro y Carlos Alberto Topp Collins, conocidos como los psicópatas de Viña del Mar, son condenados a muerte por los cargos de diez homicidios, cuatro violaciones y ocho robos. Sus crímenes  monstruosos alcanzaron una notoriedad que quedó en la historia del país y además son recordados debido a que murieron a manos del Estado, y fueron los últimos hasta el día de hoy en recibir la pena de muerte en ese país.

Chile no es el único país que ha decidido que sentenciar a muerte a un criminal es ir demasiado lejos. En México el año 1961 se ejecutó a José Isaías Constante Laureano por insubordación y asesinato, y fue la ultima persona en morir por  pena de muerte en ese país. Desde el año 2005, el presidente Vicente Fox decidió aclarar de forma definitiva la posición mexicana en el asunto y ratificó el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aboliendo la capacidad del sistema legal de ese país de declarar pena de muerte, sin importar el crimen.

Hasta el día de hoy la pena de muerte es uno de las leyes más polémicas y debatidas en el ámbito de la justicia penal y los derechos humanos. A lo largo de la historia, las sociedades han tenido posiciones variadas respecto a su aplicación, influenciadas por factores culturales, históricos, políticos y jurídicos. Y la controversia se mantiene activa en la actualidad. 

Argumentos a favor indican que este castigo tiene un potencial efecto disuasivo. La teoría sostiene que la amenaza de una pena extrema, como la muerte, puede prevenir que las personas cometan crímenes graves como el asesinato. Los defensores argumentan que el temor a la pena capital puede actuar como un freno para delitos más atroces. Otros argumentan que este castigo puede ser un medio para proteger a la sociedad de individuos extremadamente peligrosos. Al ejecutar a criminales condenados por delitos especialmente graves, se elimina la posibilidad de que puedan cometer más crímenes, ya sea dentro de la prisión o si eventualmente pudieran escapar. 

Esto ha llevado a varios países a mantener la pena de muerte, aunque su uso es variado dependiendo del país. Por ejemplo en Estados Unidos hay estados como Texas y Florida que usan este tipo de castigo frecuentemente, pero en general el tema es un debate constante a nivel gubernamental.

China usa este castigo para una amplia gama de delitos, incluidos algunos crímenes económicos y lo defiende como una medida necesaria para mantener el orden y la estabilidad. Casos como el de Irán, que tiene una de las tasas de ejecución per cápita más altas del mundo, donde se aplica la pena de muerte por delitos como asesinato, tráfico de drogas y otros delitos graves, incluidos algunos relacionados con ética y moral religioso, debido su sistema legal islámico, que une religión y estado, la Sharía. 

Fue en el siglo XVIII cuando se empezó a cuestionar la pena de muerte en Europa. Una duda que llevaría a su abolición en la gran mayoría del mundo.

¿Es el castigo merecido?

Sin contar con todos los dilemas ético religiosos involucrados en el hecho de quitar la vida a una persona, uno de los principales argumentos en contra es la perspectiva del resguardo legal a los derechos humanos, que no distingue condición ni circunstancia. La pena de muerte se considera una violación fundamental del derecho a la vida y la prohibición de tratos o castigos crueles e inhumanos. Muchos, incluyendo organizaciones como Amnistía Internacional, argumentan que ninguna entidad, incluyendo el Estado, tiene el derecho moral de quitar la vida a una persona. Además, existen casos de riesgo de errores judiciales. La posibilidad de condenar a muerte a una persona inocente debido a errores en un proceso judicial, pruebas falsas, o mala praxis legal, es una preocupación grave. Esto no es un tema hipotético, hay casos documentados de personas que han sido exoneradas después de pasar años en los llamados corredores de la muerte, ilustrando el peligro de ejecutar a inocentes.  

Es por esto que la gran mayoría de los países desarrollaron prohibiciones estrictas ante la pena de muerte. Los países pertenecientes a la Unión Europea o a  América Latina, Canadá, Australia y Nueva Zelanda son algunos ejemplos de naciones que han prohibido esta medida casi en su totalidad.

Hay voces muy prominentes del mundo del derecho, que están expresando su opinión en contra de este castigo públicamente, ya que consideran que no está sintonizada con los valores actuales. 

Navanethem Pillay, la primera mujer no blanca en abrir un estudio de abogados en Kwazulú-Natal, Sudáfrica y la primera mujer en servir como jueza en el Tribunal Supremo de Justicia de Sudáfrica, hizo notar que “La pena de muerte no es disuasoria. Nadie ha podido aún demostrar que en aquellos países donde hay ejecuciones, haya menos crímenes.” y describe que “la pena de muerte no tiene cabida en la era moderna”. También hay casos como el de Stephen Breyer, un ex-juez de la Corte Suprema de Estados Unidos quien hizo notar que “En mi opinión no puedes tener tanto un sistema que básicamente sea justo, que trabaje de forma honesta y trate a la gente igualitariamente, y al mismo tiempo tener la pena de muerte. He visto esto por 20 años.”

Y también hay casos de naciones que aún no logran tomar una decisión definitiva, como India, que aunque mantiene la pena de muerte sólo la aplica en casos excepcionales, y Rusia, que mantiene una moratoria sobre la pena de muerte desde 1996, lo que significa que no se han llevado a cabo ejecuciones, pero no ha abolido formalmente la pena capital.

¿Es la muerte la solución y el castigo merecido para quien comete delitos considerados capitales? ¿Protege efectivamente de delitos la posibilidad de perder la vida? ¿Es por maldad, problemas mentales o problemas sociales que se llega a casos como estos? Es un debate legal y ético que ha tenido a lo largo de la historia detractores y partidarios, pero que en momentos tan convulsionados como los actuales, vuelve a adquirir importancia….

No son solo países, muchos abogados y jueces han decretado que la pena de muerte no tiene lugar en la sociedad actual.

Por mucho que cualquier persona y/o país este de un lado u otro, este es uno de esos debates que se mantendrán por mucho tiempo...